Una miniatura y a un costo conveniente en un solo chip sensor se abre camino para el control de los niveles de etileno en los envíos de fruta a lo largo de la cadena de suministro. Este chip podría reducir drásticamente las pérdidas de alimentos, aumentando la rentabilidad de la industria, dijeron los científicos holandeses detrás de esta nueva tecnología.
El etileno es una hormona vegetal gaseosa, producida por la fruta, y responsable de su maduración.
El equipo del Centro de Holst e IMEC, a cargo de la tecnología, señaló que el pequeño chip sensor electroquímico es lo suficientemente barato para ser usado en contenedores individuales de frutas exportadas. Además, cuenta con un límite de detección de 200-300 partes por billón (ppb), lo suficientemente sensibles para poder reemplazar el gran y caro equipo de mesa que en la actualidad trabaja en los centros de distribución de frutas.
Los últimos avances en la materia han demostrado que el sensor de etileno es capaz de detectar 100 ppb pasos en concentraciones inferiores a 1 ppm, lo cual los hace más útiles en aplicaciones de almacén, según los investigadores.
Revolucionario sistema
“Había un gran deseo de la industria de poder controlar los niveles de etileno durante el transporte, almacenamiento y distribución de frutas. Hasta ahora eso no había sido posible debido al costo y el tamaño de los equipos “, dijo Sywert Brongersma lidel del grupo de IMEC, agregando que ” gracias a nuestro sistema, ahora pueden hacer eso. Es realmente revolucionario.”
El sensor está fabricado con sustratos baratos como el papel de aluminio, vidrio o silicio que hace que sea lo suficientemente rentable para el gran número de dispositivos a utilizar, ya sea en contenedores o en operaciones de distribución, argumentó Brongersma.
El dispositivo se basa en un electrolito no ácido que no se evapora.
Significativo ahorro en pérdidas de alimentos y costos
Sywert Brongersma dijo que la tecnología ofrece a los jugadores de la industria más información que antes sobre los niveles de etileno en las cargas de frutas, lo cual es crucial.
“Por ejemplo, durante el transporte de América del Sur, las empresas quieren niveles de etileno más bajos para que la fruta no madure antes de llegar a los minoristas”, indicó el científico experto. “Sin embargo, el gas también es rociado en concentraciones altas (~ 1.000 ppm) en el depósito, para forzar a la fruta a madurar, por lo que está lista para comer cuando llega a los consumidores.”
Saber a los niveles de etileno que la fruta ha sido expuesta antes de enviarla al retail permitirá a las empresas medir con mayor precisión cualquier otra exposición a gas y garantizar que el producto esté en óptimas condiciones al llegar a los estantes de los supermercados.
“Estamos convencidos que nuestro chip conducirá a una reducción significativa de pérdidas de alimentos. Así como contar con más información y control por parte de la industria “, manifestó.
Potencial y Flexibilidad de los Envases
El grupo investigador precisó que está buscando activamente socios para desarrollar la tecnología a nivel comercial. Mientras que la estimación actual sobre el precio de cada sensor es de alrededor de €50 por unidad, pero Brongersma aseguró que esto se puede reducir por un factor de diez, con el correcto respaldo de la industria y el desarrollo.
Los científicos están activamente probando el sensor en un entorno real de los alimentos por la Universidad de Wageningen.
También están trabajando más duro en la miniaturización del sensor, y aumentar el rendimiento hacia un límite inferior de detección (~ 10-20 ppb).
Brongersma confirmó que el equipo está estudiando la solicitud de ampliación de la tecnología en envases flexibles.
“Estamos esperando desarrollar el sensor para su uso en embalajes flexibles con énfasis en su integración en el sustrato. La tecnología es viable, pero una vez más estamos buscando socios para desarrollar y comercializar “, concluyó.
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